Aprovechando el puente del primero de mayo, hemos disfrutado toda nuestra numerosa familia (dispersa normalmente) de cinco días fantásticos en Casa Toki-Ona. Venimos haciendo esto hace varios años y nunca hemos encontrado una casa tan completa, en un paraje tan hermoso, y con una dedicación y amabilidad de sus responsables que no tiene parangón.
A ello ha contribuido, sobre todo, la hospitalidad y generosidad de Peio y Marisa, siempre pendientes de todo detalle y dispuestos y pacientes para hacernos la estancia absolutamente satisfactoria (por ejemplo con indicaciones y recomendaciones para nuestras salidas). Todo ello no tiene precio.
A ello se añade el enclave de la casa en un entorno natural maravilloso, la proximidad a otros lugares muy atractivos, las instalaciones de la casa muy completas, la comida (en régimen de media pensión) siempre abundante y bien cocinada (incluso extraordinaria merecedora de aplauso, lo viste, Peio, fue un aplauso espontáneo).
Un detalle te añado, Peio, de los niños. Algunos lloraron anoche tras el regreso, otros lo han hecho esta mañana al despertarse, porque se habían acabado estos días maravillosos, en los que se lo han pasado como nunca todos los primos. ¿Y los mayores? No te digo. Pero sin duda habrá más ocasiones.